Origen de su conducta
Durante miles de años la especie
humana los “machos” se han caracterizado por ser agresivos, independientes
y aventureros, mientras que las “hembras” por ser sociables y “maternales”. Sin
embargo, las condiciones culturales y sociales han ido cambiando rápidamente en
los últimos cientos de años, lo que dificulta la
expresión de estos rasgos, causando por lo tanto
un alto grado de estrés durante la adolescencia que se traduce en mucha de la
patología típica de este período de la vida.
En resumen, podríamos simplificar diciendo que
muchos de los problemas de los adolescentes son consecuencia de comportamientos
favorecidos genéticamente, pero que ya no son necesarios o deseables en el
momento actual de nuestra existencia.
Podríamos intentar descubrir que es lo que les
gusta hacer a los adolescentes que sea coherente con su código genético y con
los requerimientos de la sociedad actual, favoreciendo las oportunidades de
éstos y reduciendo aquéllas que tan sólo satisfacen uno o ninguno de los dos.
Aspectos de su conducta
Los adolescentes valoran aquellas actividades que
les suponen un reto creciente y hacen que se desarrollen sus habilidades.
Disfrutan cuando participan en deportes, aficiones, arte, música, etc. y con
sus amigos. Esto hace que se aumenten sus habilidades y conocimientos y se
sientan a gusto consigo mismos.
Si no tienen estas oportunidades los adolescentes
frecuentemente se buscan otras alternativas que les suponga un desafío. Si
estas situaciones no existen, las inventan. Como estas oportunidades creadas
por los propios adolescentes por
definición están fuera de la norma social, obligatoriamente los adultos las
verán como anormales. Estos comportamientos se deben a la necesidad de librarse
de un entorno aburrido y sin retos.
Existen varias áreas en
las que los adolescentes pueden tener dificultades para expresar todo su
potencial en nuestra sociedad que podríamos llamar los “obstáculos al disfrute
de la adolescencia”, que podemos resumir en:
·
Restricción de movimiento y libertad.
·
Falta de responsabilidad.
·
Problemas de sexualidad e intimidad.
·
Aislamiento de los modelos adultos.
·
Falta de poder y control.
Veamos algunas características
propias de un adolescente por etapas:
Adolescencia
temprana (11-13 años):
La característica fundamental de esta fase es el
rápido crecimiento somático, con la aparición de los caracteres sexuales secundarios. Estos cambios hacen que se
pierda la imagen corporal previa, creando una gran preocupación y curiosidad
por los cambios físicos. El grupo de amigos, normalmente del mismo sexo, sirve
para contrarrestar la inestabilidad producida por estos cambios, en él se
compara la propia normalidad con la de los demás y la aceptación por sus
compañeros de la misma edad y sexo. Aparecen los ídolos musicales y los chicos
comienzan a identificarse con cierto tipo de música. Es muy común verlos
constantemente con los auriculares o escuchando a todo volumen música en su
cuarto o con amigos. Las chicas quieren maquillarse, hacerse tatuajes, mechitas
en el pelo, cuidan su figura, se encierran en su cuarto a escuchar música, escriben
en sus diarios íntimos y, a la vez duermen con sus osos de peluche.
Los cambios físicos
en los chicos vienen de la mano de cambios psicológicos relacionados con la
necesidad de asimilar un nuevo cuerpo, distinto al anterior, y despedirse del
niño que eran. Surgen las preguntas, la curiosidad sobre las relaciones
sexuales, las charlas entre amigos sobre lo que sabe cada uno del tema, etc.
No todos los
chicos se desarrollan al mismo tiempo, esto puede generarles angustia a los
varones a partir de las comparaciones con los otros, miedos en relación a
cuándo se van a desarrollar o ganas de que esto se produzca si el desarrollo se
demora y ven que sus compañeros ya empiezan a tener cambios. Por otro, surge en
ellos el interés por su desarrollo genital, por los órganos sexuales. También
aparece la polución y la eyaculación en los varones y las secreciones vaginales
en la mujer, como algo nuevo para asimilar y entender.
Adolescencia
media (14-17 años):
Tienen
una sensación de omnipotencia e invulnerabilidad; esta sensación facilita los
comportamientos de riesgo que conllevan a la morbimortalidad (alcohol, tabaco,
drogas, embarazo, etc.) de este período de la vida y que puede determinar parte
de las patologías posteriores en la época adulta.
La lucha por la
emancipación y el adquirir el control de su vida está en plena efervescencia y
el grupo adquiere una gran importancia, sirve para afirmar su autoimagen y
definir el código de conducta para lograr la emancipación. Es el grupo el que
dicta la forma de vestir, de hablar y de comportarse, siendo las opiniones de
los amigos mucho más importantes que las que puedan emitir los padres; estas
últimas siguen siendo muy necesarias, aunque sólo sea para discutirlas, sirven
de referencia y dan estabilidad, los padres permanecen, el grupo cambia o
desaparece.
Las relaciones
con el otro sexo son más plurales pero fundamentalmente por el afán narcisista
de comprobar la propia capacidad de atraer al otro, aunque las fantasías
románticas están en pleno auge.
Adolescencia
tardía (17-21 años):
El
crecimiento ha terminado y ya son físicamente maduros. El pensamiento abstracto
está plenamente establecido aunque necesariamente no todo el mundo lo consigue.
Están orientados al futuro y son capaces de percibir y actuar según las
implicaciones futuras de sus actos. Es una fase estable que puede estar
alterada por la "crisis de los 21", cuando teóricamente empiezan a
enfrentarse a las exigencias reales del mundo adulto.
Las relaciones
familiares son de adulto a adulto y el grupo pierde importancia para ganar las
relaciones individuales de amistad. Las relaciones son estables y capaces de
reciprocidad y cariño y se empieza a planificar una vida en común, familia, matrimonio
y proyectos de futuro.
Finalmente
Sería muy
deseable que los responsables políticos fueran capaces de
adelantarse a las necesidades de los adolescentes y tenerlas en cuenta a la
hora de decidir los planes educativos, legislación laboral e incluso la
planificación urbanística, entre otras cuestiones que afectan a la calidad de
vida. Pero, mientras esperamos a estas soluciones utópicas, los padres pueden
hacer bastante para ayudar. Simplemente aumentar
el tiempo que los padres pasan con sus hijos adolescentes ayudaría.
Es importante
tener en cuenta que ninguna definición será lo suficientemente buena como para
describir adecuadamente a cada adolescente, no son un grupo homogéneo y tienen
una gran variabilidad en su maduración. Además, los distintos aspectos
biológicos, intelectuales, emocionales o sociales pueden no llevar el mismo
ritmo madurativo y pueden ocurrir retrocesos, sobre todo en momentos de estrés.